Ayer hablé del Sol y así voy a seguir en los próximos días.

El sistema solar se llama así porque en él hay una estrella que concentra el 99,86% de la masa del sistema: el Sol.

El Sol es tan tocho y da tanta luz que un sistema entero gira en torno a él.

Es el director de la orquesta en esta parte del Universo que vivimos y sin él no existiría nada de lo que conocemos. Tampoco estaríamos aquí.

Como la astrología se encarga de bajar el cielo a la tierra, el enfoque psicológico-evolutivo afirma que tú eres el Sol en tu propio sistema.

Eres el centro de tu vida.

Tu persona más importante.

Esto te puede parecer narcisista pero yo creo que no nacemos una vez en la eternidad en este cuerpo para que otros sean los más importantes.

Y, sigo opinando, cuando ese centro está bien todo lo demás se coloca en su sitio.

El caos que es vivir sigue alrededor del Sol pero con la seguridad y la tranquilidad que supone estar emanando lo que eres.

En astrología, el Sol es un poema tal que así:

El espíritu que te anima.

La esencia que te define.

La identidad que te atraviesa.

El potencial de tu encarnación.

El Sol es importante. Mucho. Por eso te hablo de él.

Y desarrollar sus cualidades debería ser una asignatura obligatoria durante la primaria, la secundaria, los estudios superiores y cualquier trabajo en la vida.

Desarrollar sus cualidades es fundamental para sentirte plena.


Si quieres desarrollar el espíritu que te anima, la esencia que te define y el resto del poema, tienes que conocerlo.